Para qué fuimos hechos

Anoche recorría la avenida en una noche fría y estrellada. Al sortear la pileta me di cuenta de la bella figura que formaba el agua que dispersaba uno de los surtidores: formaba una pantalla iluminada de hilos de agua, que al poco de brotar en forma armoniosa volvía a la fuente en una parabola perfecta, como el sombrero más elegante del rey de los peces de colores.
Sin embargo, otro de los surtidores producía una forma que se asemejaba a un sombrero destartalado, roto, poco atractivo: uno se imaginaba al pez que lo llevaba como un infeliz.
Claro, pensándolo bien, ambos surtidores fueron concebidos para crear la misma bella forma del sombrero, sólo que uno de ellos por falta de mantención, no lograba ese objetivo.
Algo parecido nos pasa a los humanos: fuimos concebidos para entregar en vida amor a los demás, sin embargo, falencias que arrastramos, problemas que no superamos, cosas que no aprendemos nos impiden dar de nosotros lo mejor.
Por ello tenemos que ver hacia dentro de nosotros, ser auto-críticos, reparar en aquello que nos impide brillar y mejorar esas cositas, para que hacia los demás siempre proyectemos la belleza que hay en nosostros mismos.
Un abrazo muy grande para ti, porque con tu luz iluminas la vida de todos los que te rodean.