Mensajes para el Corazón

Menpalcor viene de MENsajes PAra eL CORazón, esa gran obra que me permitió crear un puente entre los corazones. Hoy en día el blog se ha convertido en un torrente de pensamientos diversos: bienvenido a raftear!!

15 enero 2006

Tutu Tutu lee Mensajes para el Corazón

Cierto. El otro día un amigo me contó que su jefa le había pedido un libro mío para Tutu Tutu. No es que los pajaros sepan leer, sino que la persona que encarna ese personaje se ocupa también de una fundación para ayudar a ex-alcohólicos, y dijo que leerles ese tipo de historias haría bien para su rehabilitación.
Feliz por eso.
Haciendo recuento de otros personajes mediáticos que les ha gustado mi libro se encuentra el Chef de cocina del Matinal del 13 Carlos Muhlenbrok. Cuando le preguntarón sobre el libro costestó: "muy rico". (espero no se lo haya cocinado...)

La experiencia o montar a caballos

El otro día pensaba en como explicar lo que es la experiencia de una forma sencilla. Me vino a la imaginación lo siguiente:
"La luz esta formada por siete colores que mezclados entre ellos son capaces de formar todos los colores.
Algo parecido pasa en otras disciplinas, por ejemplo montar a caballo. Si soy capaz de montar un número suficiente de razas, siete quizás, podría ser capaz de montar después cualquier tipo de caballo, ya que este tendría propiedades de todos los anteriores, y por ello con las mañas y las virtudes de todos ellos, sabría como dominarlo.
Eso mismo siento que me pasa en el trabajo, después de haber pasado por diferentes trabajos, siento que el que tengo ahora tiene parte de todos los anteriores, lo que me hace más fácil entenderlo y realizar las tareas precisas para sacar resultados positivos.
Creo de nuevo que estoy ante una ley universal, y que si de la misma forma hubiera vivido en siete países diferentes, me sería después fácil entender la cultura de un nuevo país. Lo mismo a nivel de personas, para entender a nuevas personas, etc.
Por ello sugiero que experimentemos todas las facetas, niveles y situaciones de la vida. Es la forma de conocer todo lo que nos rodea, llegar al corazón de las cosas y por ende disfrutarlas con mayor intensidad.

Post-juicios o Pre-juicios

Cuando llegaba a ese camarín, deseaba no encontrarme con Roberto, el guarda-ropero y cuidador del lugar. Era un tipo de aspecto humilde, siempre presto a pasarte la percha con que colgar las ropas, y a devolvertela cuando llegabas empapado de la piscina al vestuario, e incluso atento para despedirse con una cordial sonrisa de "vuelva" cuando ya me iba para casa. Hasta tenía un aspecto de intelectual cuando lo veía leyendo libros en días que penaban las ánimas en el vestuario. Era hasta enfermizo para secar el suelo del vestuario, y eso era precisamente lo que no soportaba de él, lo que posaba una gran sombra de duda entre todas las virtudes de este trabajador.
Cuando llegaba y me desvestía, siempre llegaba él con su escobillón a secar el suelo. Y cuando salía de la ducha pilucho ahí estaba de nuevo. Mucha coincidencia, tanta que mi sospecha fue aumentando, hasta creer que era un perfecto maricón y mirón por vocación. Que sentimiento tan agrio, pensar que en ese pérdido vestuario teníamos a un depravado haciendo de su oficio su perversión. Además comencé a darme cuenta que sus ojos siempre estaban rojizos, de ese color que se identifica al que ha pecado en exceso.
No lo podía soportar, y no disimulaba mi molestia cuando entraba al vestuario a lo que se suponía era secar el suelo, descubriéndo mis intimidades sólo cuando estaba seguro que había salido del mismo.
Bien, una semana desapareció del lugar y pregunté por él: "pidió la semana libre para operarse", fue la respuesta. Pensé, pobre hombre, uno nunca puede desear la maldad para los demás, por ello que cuando llegó de vuelta al trabajo inquirí sobre su operación. Me contestó que le operaron de los ojos y que ahora estaba mucho mejor.
Puta, pensé para mis adentros, como pude ser tan morboso y pensar que, este gallo que apenas podía ver, tan sólo se esforzaba en leer, ayudar a los bañistas y dejar pulcro el suelo. La verdad que me sentí muy mal ese día mientras nadaba.
Ya de vuelta al vestuario Roberto se apareció de nuevo, como de costumbre. Esta vez lo miré con humanidad y le pregunté más sobre su operación, como en señal de arrepentimiento de mis malos pensamientos. Me contestó que su problema no era de visión, sino que tenía unas verrugas en el interior de los parpados que con el roce le producía un lloro, lo cual le incomodaba.
Puta, pensé otra vez, tuve que rehacer mi juicio de nuevo. O sea que el gallo estaba bien de la vista, y que al menos esa operación haría que su mirada de vicio estuviera exenta de la virulencia de esas gotas de cocodrilo...
Me relaje, me vestí y me fui a casa pensando sobre si era mejor tener juicios, prejuicios o post-juicios...

Cuidado con la forma en que vemos las cosas

Varios comentarios me han hecho ya, respecto a la foto que aparece en la portada del libro Mensajes para el Corazón - Los Otros, en los que se me llama la atención por colocar a dos niñas besándose... Generalmente reacciono riéndome ante tal apreciación, pues éstas niñas son mis hijas cuando tenían 2 y 4 años, en esa época ingenua y cándida, de naturalidad, jolgorio y alegría. Río también por compasión, al quedarse estas personas en una visión tan sesgada y retrograda, cuando podrían alardear de la frescura de ese beso, que transmite inocencia, vivacidad, felicidad y amor, ideales que ilustran el contenido de las páginas del mismo libro. Por otra parte es cierto y reconozco que, recorriendo varios niveles de interpretación, se trata de dos feminas que se están dando un beso en la boca, demostrando de esa forma un querer más firme y sólido que cuando se da un beso tímido en la mejilla. También pienso la sociedad que hemos construido, que se basa en nuestra individualidad y desconfianza en los demás, la que nos hace seres más solitarios, menos enriquecidos socialmente y más tristes al fin y al cabo. Por ello, cuando encuentro un hombre y una mujer besándose en la calle me alegro, es bueno para el mundo ese amor. Y de la misma forma es bueno si fueran dos mujeres o dos hombres, porque, aunque no comparta tales comportamientos, sé para mí que eso le hace más mejor a este mundo, y reduce las distancias entre la indiferencia, la tolerancia y la soledad. Por ello, a todos les dedico la siguiente historia, para que tengamos siempre una visión sana, positiva y exenta de prejuicios:

CHARCOS DE BARRO
Por los ojos de un niño

Cuando veo “dientes de león”, veo flores dañinas invadiendo mi jardín. Mis hijos ven flores para su madre y soplan el algodón blanco pensando en un deseo.
Cuando veo un viejo mendigo que me sonrie, veo una persona sucia que probablemente quiere dinero y me aparto. Mis hijos ven a alguie sonreir y le devuelven la sonrisa.
Cuando oigo una música, me gusta. Pero no sé cantar y no tengo ritmo; entonces me siento y escucho. Mis hijos sienten el ritmo y bailan. Cantan y si no saben la letra, crean la suya propia.
Cuando siento un viento fuerte en mi rostro, me esfuerzo contra él. Siento que me desordena el cabello y me empuja hacia atrás cuando intento caminar. Mis hijos cierran los ojos, abren los brazos, y vuelan con él, hasta que se caen de la risa al suelo.
Cuando rezo, digo “concedeme esto y aquello otro...” Mis hijos dicen “Hola Dios, te agradezco por mis juguetes y mis amigos. Por favor, mantenme lejos de los malos sueños esta noche. Todavía no quiero ir al cielo, sentiría falta de mi madre y de mi padre.”

Cuando miro un charco de barro y me doy vuelta, veo zapatos enbarrados y alfombra sucias. Mis hijos se sientan en el barro. Ven represas para construir, rios para cruzar y animalitos para jugar.
Yo sólo queria saber si los hijos nos fueron dados para enseñarles o para aprender de ellos...
Le recomiendo que aprecie las pequeñas cosas de la vida, porque un día podrá mirar hacia atrás y descubrir que eran grandes cosas.